“El 2013 contra el egoísmo y la superficialidad”
Este es mi último
comentario del 2012. Que Dios los bendiga siempre.
Opino que aprovechemos los
ritos y tradiciones que vivimos durante
este tiempo de Navidad sin faltar los
buenos propósitos. En Navidad perdonamos las ofensas de los demás o por lo
menos consideramos la posibilidad de abrirnos al perdón; nos acercamos con los
que están lejos, intentamos tenderle la mano a los que nos han lastimado y nos
esforzamos por recuperar la dimensión espiritual de nuestra vida, alentados por ese espíritu surge de manera
casi espontánea el deseo de renovación personal y probamos lo que dice la
Biblia cuando desea la paz a los hombres de buena voluntad. Todo nos va
encaminando a un verdadero encuentro con nosotros mismos. La luz de la Navidad
alcanza no solamente para una cena, para organizar una fiesta, para ofrecer un
regalo y para realizar un viaje, sino que llega a tocar fibras más espirituales
de nuestra vida”. Por ello, desde este marco hace falta recuperar la
consistencia de los buenos propósitos que solemos hacernos para el nuevo año.
No se trata simplemente de una moda o de un rito que practicamos cada año. El
deseo de llegar a ser mejores personas surge de la luz que proyecta la Navidad
para revisar profundamente nuestra realidad. Y al acercarse la hora de volver a
hacer nuestros propósitos el año nuevo, no olvidemos todo lo que ha movido en
nuestro corazón el espíritu de la Navidad. Sería muy pobre que sólo aspiráramos
a bajar de peso, o levantarnos temprano, o hacer ejercicio, cuando la Navidad
nos ha permitido constatar una realidad más profunda que es urgente cambiar”.
Por eso los invito a que aprovechemos
esa disposición que estos días tenemos al cambio, la buena voluntad que
probamos para fijarnos metas más ambiciosas que lleguen a renovar los
fundamentos de nuestra vida. Tenemos que dejar de pensar y planear la vida de
manera egoísta, de manera cómoda y superficial. Tenemos que volver a
estructurar la vida desde la dinámica del sacrificio que significa estar
dispuestos a ceder, dar de más sin esperar nada a cambio y luchar de manera
constante por nuestros ideales”. Y
finalmente pensemos en grande, no de manera superficial, y hagamos el
compromiso de favorecer a los demás para ir construyendo una cultura de
fraternidad.
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